martes, 17 de abril de 2012

Happy Hunger Games!


Bueno, ya que está muy en la boca de todos, y acabo de leerme los libros (por cortesía de una amiga), hablaré de la trilogía de Los Juegos del Hambre.

¿Qué decir? Para empezar, que me los leí en una semana. "Obsesión" lo llamaban algunos. Puede ser. Sólo sé que no podía parar de leer. Será por la trama, la historia, los personajes, o la forma que tiene la autora, Suzanne Collins, de atraparte con cada capítulo para que tengas que leer el siguiente, a no ser que quieras morir de la angustia por no saber qué ocurre. Y creo que es una forma impresionante de atrapar a la gente en la lectura. Y digo atrapar pero sin la menor connotación peyorativa. Da gusto quedarse atrapado en unos libros así. Con unos personajes así. Con una historia así. Sólo me había pasado con los mundos mágicos de la saga de Harry Potter. Esta saga es bastante más madura. O eso creo yo al menos. Harry Potter toca temas muy profundos, como la amistad, que, aunque suene cursi, la amistad, y sobre todo, cómo mantenerla aún en la adversidad, es un tema peliagudo. Pero hoy no hablaré de Harry Potter. Eso será otro día, si la suerte lo permite.

Sinceramente, no sé por dónde empezar a describir todo lo que me hicieron sentir estos libros. Podría empezar diciendo o comentando la forma de escribir de la autora. Dejar cada uno de los capítulos de cada uno de los libros de la trilogía en un estado de tensión e incertidumbre que te provoca tener que pasar la página y al menos leer el principio del siguiente capítulo para calmar los nervios, es algo que creo no haber visto nunca. Además, creo que se leen bastante rápido, a pesar de su volumen ingente de páginas. Aunque la rapidez de la lectura no sé si se debe al estilo de escribir o en la historia en sí.

Así que pasemos a la historia. Espero no contar ningún spoiler, al menos no ninguno demasiado importante. Así que antes de seguir, te pido, oh lector, que si no los has leído, y no quieres saber nada hasta leerlo por tí mismo, que dejes de leer, por si acaso. Jejeje.

Bueno, si lees esto, es que la Tierra se autodestruirá dentro de 5 segundos.
Nah. Es broma. Sigamos con los Juegos del hambre.

Pasaré a hablar de la historia, aunque en lo que quiero centrarme es en los personajes, pero, sobre todo, en lo que hicieron sentir. Bueno, la historia se desarrolla en lo que será el futuro EEUU, manteniendo la división del territorio, pero ahora en 13 distritos (menos uno, que es destruido). Todos trabajan para abastecer al Capitolio, el que los gobierna a todos (como el anillo único). Es una especie de señorío feudal, que exige cada año, como tributo, la participación en unos juegos de 24 jóvenes, dos de cada distrito, para luchar por el honor y recibir la generosidad del Capitolio y ver lo buenos que son perdonando. Sí. Claro. Un gobierno que manda a tus hijos, de entre 12 y 18 años a matarse sangrienta y sádicamente, para recordarte quién manda, y por el disfrute de unos pocos, es generoso y honrado. Bueno, en fin, démosle de comer aparte.


Pues ése es el contexto. Y ahí entran nuestros superhéroes. Que no son más que una huérfana de padre, Katniss, la protagonista; un panadero, Peeta (oigo suspiros de amor por ahí... calláos, que me desconcentro...); un vencedor de los juegos que se dedica a beber para olvidar (y este tiene razones para beber para olvidar), Haymitch; además del chico que acompaña a la protagonista y es su amigo, confidente, y... bueno, dejémoslo ahí. Gale. Y la hermana de la prota, Prim. Además de ellos, un montón de personajes que aparecen unos más y otros menos, jugando todos roles bastante importantes y que van matizando y dotando de diversidad y profundidad a la historia.
¿Por qué me gustan y consiguieron transmitirme tanto? O porque tengo demasiada capacidad de imaginación, que yo consideraba oxidada, o porque los veo muy... humanos, reales, que podrían ser tu vecino. Hace mucho que no leo nada, para qué negarlo. Y no sé si los protagonistas de los libros normalmente son así o no. Lo que sí sé es que me gusta ver a los personajes sufrir como sufriría cualquiera. Llorar y morirse de la desesperación como le pasaría a cualquiera. Que cuenten detalles de la vida cotidiana, como hace Katniss muchas veces, hace que parezca más real. Y es la primera vez que veo que un protagonista se tira tanto tiempo en una camilla de hospital sin poder moverse apenas, por ejemplo.

Me transmitieron tanto, en parte por vivencias personales. No, no he luchado para derrocar ningún totalitarismo. Aún. Pero llegué a meterme tanto en sus vidas, sus sentimientos, gracias a la increíble mano de Suzanne, que era como si lo estuviera viviendo yo misma. Ríes cuando ríen. Sonríes cuando Peeta dice las cosas que dice. Lloras por pena. Lloras por alegría. Lloras por desesperación. Te quedas tenso hasta que tu cuerpo se queda tieso con los músculos contraídos, hasta que lees la siguiente página, y todo se arregla. Y cuando los acabas, te queda un vacío, que sólo un buen montón de chocolate ayuda a llenar. O un menhir. Ambos son correctos.

Sólo espero que no la comparen con la saga Crepúsculo. Podría dar una lista infinita de razones (aunque se resumiría en... VAMPIROS QUE BRILLAN Y MUEVEN LOS BRAZOS COMO IDIOTAS), pero sólo diré que las personajes principales difieren muchísimo la una de la otra. Para empezar, las dos son adolescentes, de una edad a la que muchas de las lectoras podrán sentirse identificadas, no tanto por las vivencias de cada una (una se enamora de un vampiro, y la otra vive bajo un régimen totalitario - a su manera -), sino más bien por el mundo sentimental. Si acaso. A parte de eso, aunque ambas parecen estar atormentadas, la única que creo que realmente vive en tormento es Katniss. Huérfana de padre, teniendo que ver como su madre se apaga dejándolas a ella y a su hermana solas prácticamente, Katniss tiene que tomar las riendas por el bien de la familia. Y eso le llega a casi costar la vida en innumerables ocasiones. Y a pesar de todo, creo que lo lleva bastante bien dadas las circunstancias. Es muy difícil pasar por todo lo que ella ha pasado. Y peor por todo lo que debe pasar. Y sigue adelante. No como Bella, que lo único que hace es pasarse el día con cara de circunstancia (por no decir otra cosa). Creo sinceramente que las jóvenes de hoy deberían mirar más hacia mujeres como Katniss, y no como a Bella, en busca de roles de conducta a los que seguir. Katniss flaquea, duda, sufre, siente, pero... ¿acaso no todos pasamos por ello alguna vez? Lo que me gusta de Katniss es que es humana. No es una heroína perfecta. Es una persona que tiene que pasar por una serie de catastróficas circunstancias. Y creo que a eso sí es más fácil acercarse, sentirse en cierto modo identificado (salvando las distancias, ya que no vivimos bajo un gobierno como ese, aunque mucho no nos alejamos tampoco... que empezaran unos Juegos del Hambre en toda regla cada día me parece una idea menos descabellada viendo las cosas que se ven...).

En definitiva. Creo que se me olvidan mil cosas que decir. Y que las cosas que he dicho mañana las volveré a leer y me parecerán incompletas. O puede que ninguno que hayáis aguantado leyendo hasta aquí estéis de acuerdo con nada, y os parezcan una serie de ideas sin sentido. Todo es posible en las viñas del Señor.

Sólo espero que esta entrada no os desanime y os aparte de esta gran trilogía, que creo que todo el mundo debería leer. Pero sobre todo, entenderla, meterse en ese mundo que han creado. Merece la pena.

Y nada más por hoy.

Buenas noches...

... And may the odds be ever in your favor!

domingo, 8 de abril de 2012

Blue Moon


Estuve debatiéndome entre poner esta canción, o el Claro de Luna de Beethoven. Pero creo que la de Elvis se adecúa más al toque que quiero darle a este blog, aunque no descarto que algún día los dioses me guíen por caminos distintos.